martes, 6 de diciembre de 2011
Heineken WOBO, una botella que se transforma en ladrillo
Fotos: Inhabitat
En los últimos años, se difundieron diferentes ideas para reciclar botellas de vidrio o de plástico. Una de las propuestas más llamativas fue la de utilizar estos materiales para crear edificaciones, como la casa de Tito Ingenieri en Argentina o las de Ingrid Vaca Diez en Bolivia.
Pero parece que esta idea de utilizar las botellas para la construcción viene de varios años antes. Fue en 1963 cuando Alfred Heineken, junto con el arquitecto John Habraken, ideó un envase capaz de funcionar como ladrillo. Se trata de la Heineken WOBO, la que fue diseñada especialmente para resolver el problema de la basura, ofreciendo un material de construcción que estuviera al alcance de todos.
En ese entonces, la WOBO fue diseñada en dos tamaños -350 y 500 mm- y con un formato capaz de encastrarse para producir un paredón. Así, se realizaron 100 mil de estos envases, pero la producción se frenó cuando los directores de marketing rechazaron la idea por considerar que afectaría a la imagen de la empresa.
En la actualidad, en el Museo de Heineken en Ámsterdam se expone una pared construida gracias a estas botellas. Si bien hoy en día esa es la única señal de su corta existencia, esta idea brillante forma parte de la historia de la empresa y del reciclaje. Quizás su legado más importante sea servir de inspiración para valorar estos materiales y dejar de considerarlos como basura.
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Heineken,
Museo de Heineken en Ámsterdam
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